viernes, 18 de octubre de 2024


SI TUVIERA que darle un solo consejo a un poeta joven de Madrid, le diría: “Si no quieres llegar a ser Quevedo, no te pongas a emborronar folios, pero si sientes la necesidad de serlo lee hasta que se te cierren los ojos y escribe hasta que te duelan los dedos, y no le digas a nadie hasta qué altura alcanzan tus sueños, pues al instante se volverán tus enemigos: recuerda que no vives en París ni en Londres ni en Nueva York, sino solo en Madrid”.