TENGO QUE escribir con menos exclamaciones. Funcionan muy bien en una entrada o en unas pocas, pero se vuelven retóricas y pesadas si se leen muchas seguidas. Es el problema del tono alto: es difícil de mantenerlo durante mucho tiempo. Ese es el defecto principal de Juan Ramón Jiménez como aforista, aunque se trate de un aforista excelente: reunidos sus más de cuatro mil aforismos en Ideolojía, parece que se pasó toda su vida gritando, exaltando, resaltando, exagerando.