miércoles, 24 de mayo de 2023


LO QUE perturba se gasta enseguida en arte y necesita ser superado por algo aún más perturbador, que también sufre ese desgaste hasta que se llega a un límite-orgasmo, el-no-va-más-de-las-perturbaciones, luego del cual, ya cansado de tanto trueno, acabas regresando al punto cero: a la calma más inmóvil, a no desear más tormenta. El cambio radical de lo ultrarrabioso a lo budista no es tan ilógico: el demasiado algo termina aburriendo tanto como la demasiada nada; después de un gran alboroto, el cuerpo pide descanso.