martes, 10 de septiembre de 2024


EL DESTINO de la persona que no consigue detener su inteligencia es que su verdad le acabe estallando en las manos y se desperdigue en miles de trozos que ya nunca logrará reunir. Por eso las personas inteligentes se entregan al escepticismo, que es una forma de tristeza, porque el aumento de sabiduría no compensa la pérdida de intensidad, esa nostalgia por los tiempos en que la verdad existía, la realidad era compacta y pensabas que tenías razón.