LA MAYOR desilusi贸n del que escribe es que pronto se da cuenta de que no se pueden materializar exactamente las ideas preconcebidas; que de lo premeditado a lo finalmente escrito hay muchas fugas; que lo que tu cerebro visualizaba como una maravilla se transforma en un engendro cuando llega al papel. Pero esa desilusi贸n se ve mitigada por una ventaja contraria, y es que durante el trabajo para plasmar esas ideas previas te surgen otras ideas distintas y a veces mejores, porque tu mente no deja de funcionar.