COMPRENDO A Flaubert cuando dice que la inspiraci贸n es enemiga jurada del escritor, al punto de que dejaba de escribir cuando se notaba inspirado. Lo comprendo en su caso. Lo que llamamos inspiraci贸n no es m谩s que una corriente de calor que da a nuestros textos fuerza, intensidad y lirismo, una corriente muy beneficiosa para escritores de la cuerda de Esquilo, Shakespeare o Emily Bront毛, pero que puede ser perjudicial para escritores como Flaubert, Proust o Virginia Woolf, m谩s atentos al detalle y a la exactitud. Lo propio de la inspiraci贸n es que el texto tire de nosotros y rompa o supere nuestros planes primeros para llevarnos a una parte mejor e insospechada; el escritor gongomallarmeano, en cambio, aborrece la idea de entregar el tim贸n a nadie o navegar bajo vientos que no pueda controlar.